- Debía aplicarse la dosis contra el sarampión y la rubéola.
- Pero tuvo miedo y corrió de los vacunadores.
- La abuela quiso aprovechar que la brigada fue al asentamiento en donde vive para vacunarlo, pero no se esperaba esta reacción.
En un asentamiento del barrio “Rincón” de San Lorenzo, brigadas de vacunación realizaron la visita casa por casa durante el día “D” de vacunación efectuado este domingo. Un ingrediente peculiar se dio a la jornada cuando, tras la aprobación de la encargada de un niño menor de 6 años para vacunarlo, el mismo se dio a la fuga por temor al pinchazo.
“En las visitas que hemos hecho casa por casa hemos encontrado a una abuela en silla de ruedas con un niñito a cargo, quien nos permitió vacunar al niño, sin embargo, él huyó y se escondió en el monte. Por espacio de 50 minutos más o menos no pudimos encontrarlo”, comentó la Dra. Sonia Arza, directora del PAI, quien señaló que de todos modos se identificó la zona para ir a vacunarlo en otro momento.
El menor en cuestión cumple 6 años en junio por eso forma parte de la población objetivo, que es hasta un día antes de llegar a esta edad. “En este caso en particular, se trata de un niño que desde el mismo lugar en donde él reside ya es una situación de riesgo porque es un asentamiento y lo cuida la abuela que tiene una dificultad para desplazarse, por lo tanto tampoco tenemos información de su esquema vacunal. Su madre estaba en ese momento cuidando a otra hija en un servicio de salud. Por eso “ya que ustedes vienen, quiero aprovechar para que se vacune y evitar que este mita’i también se interne de nosotros” fueron las palabras de la abuela pero, al buscarlo, él huyó”, sostuvo Arza.
La profesional remarcó que son situaciones que le dan un tinte particular a la campaña pero también son escenarios que se conjugan en el proceso diario de trabajo.
“Muchos son los escenarios que se presentan, desde la desidia de algunos padres que nos cierran la puerta por la cara hasta padres que después de un largo y criterioso diálogo finalmente deciden vacunar a sus hijos. Justamente esa tarea, aunque la hacemos, nos roba mucho tiempo porque imposibilita avanzar a un ritmo normal para poder vacunar. Generalmente, entre llegar, explicar a los padres quiénes somos, preparamos la dosis de la vacuna, prácticamente nos lleva unos 25 minutos por casa y eso es mucho tiempo y, si tenemos que explicar nuevamente todo, puede llevar mucho más que eso”, subrayó la profesional.
“El temor al pinchazo”
La jefa del PAI refirió que una de las barreras es el temor al pinchazo, pero la misma enfatizó que se debe recordar que la vacunación es un derecho del niño y el mismo no tiene todavía un poder de decisión, es por eso que el compromiso fundamental está sobre los padres. “Son los padres los que deben dimensionar que, a través de una vacuna, pueden evitarse escenarios nefastos como los vividos en el 2008, cuando teníamos una epidemia de fiebre amarilla, en donde la gente peleaba en las calles por las vacunas cuando por mucho tiempo esas mismas dosis estuvieron esperando por ellos en los vacunatorios. Recién cuando la situación estaba al rojo vivo y una epidemia que no solamente estaba enfermando sino matando, es que la gente se desesperó y abarrotó los servicios de salud exigiendo vacunas”, sostuvo.
Hoy, el Ministerio de Salud Pública muy adelantadamente adquirió las vacunas correspondientes para esta población vulnerable. Están disponibles en todos los servicios y unidades de salud del territorio nacional, en horarios continuados inclusive, también fines de semana, además de las vacunaciones casa por casa.
“Mínimamente, lo que necesitamos es el acompañamiento de la ciudadanía, están más que explicado los beneficios que van a generar las dosis adicionales de esta vacuna. A pesar de tener al día el esquema de vacunación, igual debe recibir una dosis adicional de campaña”, subrayó.