- Síndrome de espectro autista más habitual en niños que en niñas.
- Se caracteriza principalmente por severas y crónicas incapacidades comunicacionales.
- Una de las mayores dificultades de las personas con Síndrome de Asperger está relacionada con su inclusión social.
- Más información en la Dirección de Salud Mental del MSP, al 021-214-936.
El 18 de Febrero se conmemora el Día Internacional del Síndrome de Asperger, fecha que coincide con el natalicio de Hans Asperger, pediatra austriaco que en el año 1.944 describió por primera vez el síndrome.
Se trata de un trastorno del espectro autista muy frecuente en nuestra sociedad, siendo más habitual entre niños que en niñas. Posee consecuencias importantes -aunque variables- en el desarrollo emocional, social y conductual del/la niño/a.
Los/as niños/as con este diagnóstico, tienen severas y crónicas incapacidades en todo aquello relacionado a lo comunicacional.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo reconoce como un “Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD) de carácter crónico y severo que se caracteriza por desviaciones o anormalidades en las capacidades de relación y comportamiento social”.
El Síndrome de Asperger es un trastorno que afecta de por vida a la persona. Incide principalmente en aspectos relacionados a la interacción social y la expresión de la afectividad, el lenguaje y la literalidad, conductas restrictivas e intereses restringidos.
En cuanto a las capacidades intelectuales entran en su gran mayoría dentro de la normalidad social, existiendo casos donde hay una superdotación intelectual y donde tenemos una situación de inteligencia límite. Debido a los intereses restringidos, las personas con Asperger pueden ser unos auténticos especialistas en alguno de sus temas de interés, pero luego tener graves problemas a la hora de realizar acciones de carácter social o demostrar una total incapacidad para poder desenvolverse en una conversación que hable sobre el clima.
A su vez, pueden presentar Trastornos del Procesamiento Sensorial, generalmente de tipo auditivo y visual, que pueden crearles problemas severos en ambientes normalizados para el conjunto de la sociedad.
Una de las mayores dificultades de las personas con Síndrome de Asperger está relacionada con su inclusión social. Esta situación alarga en el tiempo los episodios de ansiedad o depresión. Sabemos que la tensión emocional en las personas con Asperger es algo habitual. Así como el consumo de fármacos antidepresivos, ansiolíticos, etc.
Algunos de los principales (que no únicos) problemas que suelen tener las personas con Síndrome de Asperger en su vida adulta serían:
- Falta de diagnóstico o la negación del mismo.
- Presencia cuadros depresivos, ansiedad, obsesiones,…
- Entornos familiares inestables.
- Contextos sociales agresivos tanto a nivel laboral como general, siendo por tanto una extensión de su infancia, donde pueden llegar a entender como “normal” este tipo de conductas hacia ellos.
- En mujeres se pueden dar situaciones de abuso sexual continuado.
- Baja autoestima
Estos impedimentos sociales, motivados por problemas en la correcta comprensión de reglas sociales, o de discursos monotemáticos, o incluso problemas relacionados con una sinceridad y franqueza, consiguen que la calidad de vida de la persona sea mala.
Es quizás el momento de tomar en consideración que muchas personas nunca recibieron una atención adecuada (o ninguna atención) y que hoy, permitirles que accedan a planes de inclusión socio-laboral, o a talleres de habilidades sociales, o en suma, a que puedan entender el porqué de sus diferencias, puede significar la diferencia entre poder desarrollar vidas plenas o no. Y esto debe ser una obligación para la sociedad. Es sin duda alguna un síntoma de madurez social.
Para más información contactar con la Dirección de Salud Mental, al 214936.