“Agua y desarrollo sostenible”, es el lema con el cual se conmemorará el 22 de marzo el Día mundial del agua, fecha que fue designada por primera vez en 1993 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El enfoque con esta recordación es, mostrar cómo el agua se vincula con diversas áreas que es necesario considerar para crear el futuro que queremos, y, facilitar el desarrollo de políticas y marcos transversales, que tengan por objetivo el uso sostenible del agua.
Según resalta la OPS/OMS, el agua está en el centro del desarrollo sostenible y resulta fundamental para el desarrollo socio-económico, para unos ecosistemas saludables, y la supervivencia humana. Es asimismo un elemento clave para reducir la carga mundial de enfermedades, mejorando la salud, el bienestar y la productividad de las poblaciones, así como, para la producción y la preservación de una serie de beneficios y servicios de los que gozan las personas.
Refiere asimismo que el agua está en el corazón de la adaptación al cambio climático, sirviendo de vínculo crucial entre el sistema climático, la sociedad humana y el medio ambiente. Es un recurso limitado e insustituible que es clave para el bienestar humano, y solo funciona como recurso renovable si está bien gestionado.
Hoy en día, más de 1.700 millones de personas viven en cuencas fluviales en las que su uso supera la recarga natural, una tendencia que indica que dos tercios de la población mundial podría vivir en países con escasez de agua para el 2025.
En 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 22 de marzo como el primer Día Mundial del Agua. Ahora, veintidós años después, el Día Mundial del Agua se celebra en todo el mundo focalizándose en un tema diferente cada año.
Cifras
De acuerdo a datos proporcionados por la OPS/OMS, en América Latina y el Caribe, la meta de los Objetivos del Desarrollo del Milenio relacionada con el agua de bebida ya fue superada. El 2010, el 96% de la población total tenía acceso a una fuente mejorada de agua (99% en áreas urbanas y 86% en áreas rurales).
En las Américas varios países están muy cerca de alcanzar la meta regional de saneamiento (90%). Para el total de la región, la cobertura con saneamiento básico es del 88% (91% en áreas urbanas y 74% para áreas rurales). Si se considera solo Latinoamérica y El Caribe este porcentaje es del 80% (84% en áreas urbanas y 60% en áreas rurales).
Sin embargo, a pesar de estos altos porcentajes de cobertura, persisten muchas inequidades detrás de estos números, especialmente en las áreas periurbanas y rurales dispersas, así como, entre las poblaciones indígenas y afrodescendientes.
