- Tras recibir el alta médica, joven invidente sorprendió a todos con su talento.
- A su corta edad es todo un artista del acordeón.
Doctoras del área de medicina interna preparaban una fiesta sorpresa a Edgar, un paciente que el mismo día de su cumpleaños recibía su alta médica, pero jamás se imaginaron que las sorprendidas serían ellas.
Durante la mañana del martes, la Dra. Gloria Martínez, Jefa de Medicina Interna, junto a su equipo de trabajo, adornaron la habitación con globos, compraron una torta cubierta de maníes para compartir con Edgar y sus acompañantes. Una sonrisa dibujó el rostro del adolescente al escuchar varias voces que le cantaban y homenajeaban en su 17 aniversario.
Dos semanas pasaron de aquella cirugía de urgencias al que fue sometido a causa de una peritonitis y ya estaba listo para regresar a Pilar, departamento de Ñeembucú, con sus abuelos. El joven, antes de abandonar el hospital, pidió a su abuelita que lo ayude a acomodar su acordeón para regalar a los presentes un verdadero show.
El repertorio de música hizo que pronto el cuarto de internación se llene. Médicos y más niños y niñas fueron a escuchar a Edgar, que fue ovacionado en todo momento.
La historia de Edgar
Nació prematuro, con 800 gramos; pocos le daban esperanzas de vida, y aunque pudo vencer a la muerte, perdió la vista.
No va a la escuela, tampoco tuvo maestros de música, sin embargo la falta de visión agudizó su sentido del oído. Para los que vivía
n con él, era ya normal escuchar las canciones que componía en un pianito de juguetes, sin dimensionar el talento que poseía.
A la edad de 14 años recibió el obsequio que le cambió la vida; su tía le había dado su primer acordeón, y desde entonces participa en festivales comunitarios y visita las radios de su ciudad.
El paciente que llegó hace dos semanas al hospital, conquistó a sus médicos y a todos sus compañeros de habitación con su talento. Y todo empezó con el deseo de darle un momento de alegría el día de su cumpleaños.
