- Existe suficiente evidencia científica sobre el impacto positivo de las vacunas en la salud pública, que ni siquiera los antibióticos alcanzan.
- También disminuyeron enfermedades, complicaciones y muertes.
- Campañas anti vacunas no tienen asidero científico.
La viruela fue erradicada del mundo gracias a las campañas de vacunación, la vigilancia y las medidas de prevención emprendidas para contener los focos epidémicos.
Paraguay fue declarado oficialmente libre de sarampión y rubéola el año pasado, mediante los esfuerzos realizados por nuestro país en el ámbito de la protección a través de vacunas. También, se cortó del territorio nacional la circulación de la fiebre amarilla gracias a la vacunación.
La Dra. Sonia Arza, titular del Programa Ampliado de Inmunizaciones, pone en relieve el impacto de la vacunación en la salud pública, que ni siquiera es comparable con el generado por los antibióticos, desestimando las campañas anti vacunas que se emprenden desde que éstas existen, según la profesional.
“En un buscador en Internet se puede encontrar que, por ejemplo, enfermedades que ya no circulan en las Américas, siguen siendo causas de muerte y complicaciones en Europa. Y eso se da porque dejaron de vacunar justamente porque existe una apología a la no vacunación”, refiere.
Consultada acerca de las informaciones que corren en las redes sobre los riesgos de contraer más enfermedades con las vacunas, la doctora es enfática en desestimar estas versiones. “Simplemente puedo responder que estas informaciones son irresponsables y no tienen ningún asidero científico. Por ejemplo, nuestras generaciones ya no vieron parálisis infantiles, justamente por las vacunaciones que se han realizado. Paraguay, el último caso de parálisis infantil tuvo en 1985 y eso se debe, sobre todo, a la vacunación. También está certificado como país libre de sarampión y rubéola, es decir, malformaciones congénitas por rubéola ya no vemos. Muertes y saturación de hospitales por casos de sarampión ya no tenemos”, destaca Arza.
La doctora estima que probablemente la población no dimensiona este impacto porque ya no ven esas enfermedades. “Si nos remontamos allá por el año 1916, en los Estados Unidos se produjo un brote tan grande de parálisis infantil, donde los chiquitos fueron muy afectados y finalmente tuvieron que ser ingresados en unas capsulas de hierro para que puedan respirar. En el 2008, tuvimos muertes por fiebre amarilla en Paraguay, cómo se cortó eso, mediante la vacunación”, refiere.
Finalmente, Sonia Arza sostiene que “cualquiera puede escribir una campaña anti vacuna pero existen más sustentos científicos que avalan y acompañan la importancia de la vacunación y, sobre todo, el impacto que se mide en la disminución no solo de enfermedades sino que de las complicaciones y de las muertes”.
