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Feb 28

“Este hospital significó vidas humanas que se salvaron”

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  • Resaltan durante homenaje al Dr. Ramiro García Varesini, médico fundacional del INCAN, cancerólogo y cirujano Mastólogo.
  • Pabellón quirúrgico recibe su nombre, como un reconocimiento al profesional.

 

Con una placa de reconocimiento y gratitud que da nombre al Pabellón Quirúrgico, el Instituto Nacional del Cáncer (INCAN) rindió tributo el 24 de febrero a un médico fundacional: el cancerólogo y cirujano Mastólogo, profesor doctor Ramiro García Varesini.

 

Como parte del equipo de mayor confianza del Prof. Dr. Manuel Riveros, García Varesini diseñó, planificó y condujo la construcción y la organización del sistema asistencial, administrativo y de docencia del primer gran hospital público para el diagnóstico y tratamiento a personas con cáncer del Paraguay.

 

Al levantarse este hospital en Capiatá, García trabajó como su primer director, mientras Riveros continuó al frente del Instituto Nacional del Cáncer. Cumplir con su rol gerencial nunca le hizo abandonar el quirófano donde salvó muchas vidas como cirujano oncólogo. Egresado de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción, especializado en universidades e institutos franceses, este médico también ha incursionado en modalidades de tratamiento contra el cáncer como la cobalto-terapia y la quimioterapia.

 

HÉROES DE LA MEDICINA

Veintisiete años pasaron para que el Doctor García Varesini regresara al Instituto y reciba este tributo: “Es un reconocimiento a toda su trayectoria. Creemos fundamental honrar a nuestros héroes de la medicina”, expresó el Doctor Julio Rolón, Director General del INCAN. Recordó el lugar medular que ocupa el Dr. García en el desarrollo del instituto y en la edificación y puesta en marcha de su hospital; enfatizó que su nombre está imborrablemente escrito en la historia de la oncología del Paraguay, junto con la de su maestro y colega el Prof. Dr. Riveros.

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VOCACIÓN DE SERVICIO

“Estamos rindiéndole homenaje a un prohombre de la cirugía. Siempre decimos que un centro formador como el INCAN no puede llevar adelante esta misión si no tiene buenas personas que sepan transmitir su conocimiento. Esto se trata de educar, de formar, de amar a los pacientes; esa vocación de servicio cuesta encontrarla y son todas virtudes presentes en el Prof. Dr. García Varesini. Esta placa que se va a develar es un acto de simple justicia,” sostuvo el Doctor Gustavo Campos, Jefe del Departamento de Endoscopía.

 

MEDICINA CON PASIÓN Y DICIPLINA

“Esta distinción, que creo que no la merezco, la acepto en nombre de mi Profesor Manuel Riveros, porque yo no hubiese sido nadie sin su ayuda. Porque él nos enseñó ya en el Hospital de Clínicas, en la Sala de Tumores, en la Clínica María y Josefa Barbero y, luego en este hospital a tener amor por la profesión; a hacer la medicina con pasión y disciplina”, afirmó en su agradecimiento el Dr. García Varesini.

 

LA GRAN OBRA

Uno de los oncólogos formados por la generación de los profesores Riveros y García que siguen presentando servicio en el INCAN, el Doctor Emigdio Idoyaga expresó: “Ramiro García Varesini fue el mentor de este hospital. Pocos médicos fuimos testigos de eso. Una anécdota lo pinta fielmente: él limpió este hospital. Si. La construcción estaba terminada pero por algún motivo no se comenzaba a trabajar todavía; yo vine unos días antes de que se habilitara y ahí lo encontré, agarrando una escoba, alistando el quirófano para que pudiera funcionar pronto. Unos días después se comenzó a trabajar y a operar en este instituto. ¿Por qué yo recalco esa actitud? Porque crear este hospital significó vidas humanas. En este hospital se han formado generaciones de cirujanos, de quimioterapeutas, de radioterapeutas que ahora están repartidos por todo el país. Eso es lo más importante. Y quizá mucha gente no haya entendido en aquel momento histórico la intención del Prof. Riveros y del Prof. García Varesini. Muchos no entendieron lo que este hospital significó. Quiero resumir su obra en estas palabras: la labor del Prof. García y de su dilecto maestro el Prof. Riveros significó vidas humanas que se salvaron, no sólo en la parte de oncología quirúrgica sino también en cirugía general, radioterapia y quimioterapia. Y aquí se sigue trabajando, se sigue y se seguirá formando profesionales de la oncología: el hospital está en pie”.