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Dic 11

Hospital de Acosta Ñu refuerza lucha contra la violencia hacia niños, niñas y adolescentes

  • Organiza simposio sobre abuso y violencia intrafamiliar, desarrollado por el departamento de salud mental.
  • Representantes de diferentes estamentos compartieron experiencias.
  • Buscan la implementación de mecanismos de trabajo para garantizar la seguridad de la víctima.

acosta ñuEl abuso entre menores y la violencia intrafamiliar, son los puntos focales del simposio organizado por el Departamento de Salud Mental del Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu.

Especialistas enfrentan a la violencia con el conocimiento. Hablan de leyes, sistemas de atención en salud, acciones comunitarias con la intención de unificar criterios y fortalecer redes de ayuda, a la franja infantojuvenil.

Fiscales, jueces, defensores, policías, directores de colegios y representantes de la sociedad civil llegaron hasta el pediátrico para exponer factores de riesgos (culturales, familiares, socioeconómicos y psicológicos dentro de los miembros de una familia), que llevan a situaciones de abusos hacia menores de edad.

En ese sentido compartieron experiencias y en base a ellas marcaron los pasos a seguir, desde los diferentes ámbitos, para garantizar el cumplimiento de los derechos de los niños, niñas y jóvenes.

Abordaron temas de gran complejidad, de acuerdo a las experiencias que viven a diario. En base a estas experiencias, expusieron mecanismos de trabajos, lo que dicen las leyes; las acciones ciudadanas, escolares y familiares; lo que debe hacer un profesional de la salud cuando descubre que un menor de edad es víctima de abuso para garantizar su seguridad, entre otros puntos.

Los casos de violencia, abuso u delitos cometidos por niños/as que no pueden ser imputados/as y el tratamiento que deben recibir tanto víctimas como victimarios, al igual que el entorno familiar de ambos sectores, fue otro punto muy debatido durante el simposio.

Según informe, solo en 10 meses, en el Acosta Ñu se registraron 554 casos de violencia a infantes y jóvenes, menores de 18 años. Las estadísticas indican que el 75% de abusos a niños/as se da dentro del entorno familiar, siendo los padres los principales agresores; mientras que el 3% de los registros dan como responsables a desconocidos de las víctimas.

Otros datos extraídos de la  OMS, en su informe de 2002, dan a conocer que más de 150 millones de niñas y 73 millones de niños experimentaron relaciones sexuales forzadas en sus vidas, u otras formas de violencia con contacto físico.

“La violencia familiar y el abuso entre menores de edad acarrean problemas de salud pública y tiene un impacto grave sobre las familias, sobre la sociedad y sobre las víctimas. Solo una pequeña proporción es denunciada, generalmente por temor a represalias, a veces por temor a las autoridades y a la re victimización.

También porque los abusos, en su mayoría, ocurren dentro del ámbito familiar”, comentó la Dra. Lourdes Zelaya, jefa del Dpto. de  Salud Mental del Pediátrico.

La profesional mencionó además que la violencia produce un impacto en el cerebro, con cambios biomoleculares y eso determina finalmente, problemas psicológicos. Explica que hay estudios que demuestran que la exposición al estrés crónico, especialmente en los casos de violencia intrafamiliar, donde los/as niños/as son testigos de esas situaciones a lo largo de la vida activan los sistemas biológicos de respuesta al estrés, produciendo cambios cerebrales adversos tanto celulares como funcionales.

Sus explicaciones hacen referencia al cuidado que se debe dar a los/as niños/as, el desafío de brindar atención tanto familiar, comunitaria, desde los ámbitos de la justicia y salud a quienes experimentan situaciones de trauma durante la infancia, pues este hecho produce cambios genéticos que pueden perpetuar la conducta y patrones de violencia.

La Dra. Zelaya indicó que, consecuencias como intentos de suicidios, trastorno de estrés post traumático, de la personalidad, psicótico, disociativo, de ansiedad, depresivo; abusos de sustancias; prostitución, promiscuidad; y, secuelas cognitivas, especialmente en el nivel de atención, memoria, regulación emocional, entre otras, son causadas por hechos de violencia que vivieron las victimas desde la niñez.