- Potenciar el compromiso para luchar contra este mal es el objetivo mundial.
El paludismo o malaria, conocida también como akanundu ro´y, es una enfermedad de tipo infecciosa, transmisible y no contagiosa. Es causado por un parásito denominado Plasmodium que se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados. Según refiere la OMS, en el organismo humano, los parásitos se multiplican en el hígado y después infectan los glóbulos rojos.
Entre los síntomas del paludismo destacan la fiebre, las cefaleas y los vómitos, que generalmente aparecen 10 a 15 días después de la picadura del mosquito. La organización internacional enfatiza que si no se trata, el paludismo puede poner en peligro la vida del paciente en poco tiempo, pues altera el aporte de sangre a órganos vitales.
El agente causante de esta enfermedad es un protozoario del género plasmodium (P. falciparum, P. vivax, P. malarie y P. ovale), transmitida al hombre por la picadura de un mosquito infectado del género Anópheles, conocido también como ñati´u akua.
Los anofelinos se crían en ríos, lagos, arroyos, represas, pantanos y aguas estancadas, etc. Las horas que más pica este tipo de vector son al amanecer y al anochecer. Solo la hembra se alimenta de sangre, pues la necesita como fuente de proteínas para la maduración de los huevos; el macho se alimenta solo de jugos vegetales. Tienen como preferencia los lugares abrigados como las casas, los campamentos, etc.
Prevención
Para la prevención del Paludismo, se recomienda el empleo de repelentes, utilizar ropas que cubran la mayor superficie corporal posible, dormir con mosquiteros, evitar permanecer en lugares que no estén protegidos de los mosquitos, sobre todo entre las 18:00 y 20:00 horas, mantener libre de malezas y matorrales los alrededores de la vivienda; proteger con malla (tela metálica) las puertas y ventanas de la casa.
Estadísticas mundiales
Según datos proporcionados por la OMS, se estima que los esfuerzos mundiales por controlar y eliminar el paludismo han salvado 3,3 millones de vidas desde el año 2000, al reducirse las tasas de mortalidad en un 42% en todo el mundo y un 49% en África. Un compromiso político más robusto y una mayor financiación han contribuido a reducir la incidencia del paludismo en un 25% en todo el mundo y un 31% en África.
Pero aún no se puede cantar victoria. Se estima que el paludismo sigue matando a 627 000 personas cada año, principalmente a niños menores de 5 años en el África subsahariana. En 2013, el paludismo continuaba transmitiéndose en 97 países.
Cada año se registran más de 200 millones de casos, la mayoría de los cuales nunca se someten a pruebas ni se registran. La aparición de la resistencia a los fármacos y los insecticidas amenaza con dar al traste con las recientes victorias.
Si el mundo quiere mantener y acelerar los progresos contra el paludismo, en consonancia con el objetivo de desarrollo del milenio (ODM) 6, y garantizar el logro de los ODM 4 y 5, se necesitan más fondos urgentemente.
El tema para 2014 y 2015 es: Invertir en el futuro. Derrotar el paludismo.