- “Fue cuando no dejaron que los niños se acercaran a Él”, sostuvo durante su visita a este hospital del MSPyBS.
- “Debemos aprender de ustedes, de su confianza, alegría, ternura. De su capacidad de lucha, de su fortaleza. De su incomparable capacidad de aguante. Son unos luchadores”.
- “Mamás, papás, abuelos sé que no es nada fácil estar acá”.
Al culminar su recorrido en el hospital general Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”, centro asistencial dependiente del Ministerio de Salud Pública, el Papa Francisco ofreció unas palabras a todos los presentes y dirigió mensajes a los niños/as, a sus familiares y al personal de blanco.
Inició haciendo una pregunta a los chicos/as. “Queridos niños, quiero hacerles una pregunta, a ver si me ayudan. Me han dicho que son muy inteligentes, por eso me animo. ¿Jesús se enojó alguna vez?, ¿se acuerdan cuándo? Sé que es una pregunta difícil, así que los voy a ayudar”.
Respondió que fue cuando no dejaron que los niños se acercaran a Él, resaltando que ellos están dentro de los predilectos de Jesús. “No es que no quiera a los grandes, pero se sentía feliz cuando podía estar con ellos. Disfrutaba mucho de su amistad y compañía. Pero no solo quería tenerlos cerca, sino que aún más. Los ponía como ejemplo”, agregó citando un pasaje de la Biblia.
En ese contexto, su mensaje a todos fue “aprender” de los niños/as.
“Debemos aprender de ustedes, de su confianza, alegría, ternura. De su capacidad de lucha, de su fortaleza. De su incomparable capacidad de aguante. Son unos luchadores. Y cuanto uno tiene semejantes «guerreros» adelante, se siente orgulloso. ¿Verdad, mamás? ¿Verdad, padres y abuelos? Verlos a ustedes nos da fuerza, nos da ánimo para tener confianza, para seguir adelante”, señaló el Santo Padre.
Se refirió además, específicamente a los familiares de los chicos/as internados en este hospital, resaltando su fortaleza.
“Mamás, papás, abuelos sé que no es nada fácil estar acá. Hay momentos de mucho dolor, incertidumbre. Hay momentos de una angustia fuerte que oprime el corazón y hay momentos de gran alegría. Los dos sentimientos conviven, están en nosotros. Pero no hay mejor remedio que la ternura de ustedes, que su cercanía. Y me alegra saber que entre ustedes, familias, se ayudan, estimulan, «palanquean» para salir adelante y atravesar este momento”, sostuvo.
A su vez, resaltó la labor del personal del Pediátrico, a quienes agradeció su vocación de servicio, de ayudar no solo a curar sino a acompañar el dolor de los pacientes.
Concluyó poniendo en relieve a las madres. “Y de algo estamos seguros, y una vez más lo confirmo. Donde hay un hijo está la madre. Donde está Jesús está María, la Virgen de Caacupé. Pidámosle a ella, que los proteja con su manto, que interceda por ustedes y por sus familias. Y no se olviden, de rezar por mí. Estoy seguro que sus oraciones llegan al cielo”.