- Culmina curso de panadería y repostería del albergue del Hospital Pediátrico.
- Aprenden diferentes oficios mientras cuidan a sus hijos/as.
- Lo que inició como método de terapia, hoy les garantiza un futuro mejor.
A través de un convenio firmado entre el Hospital Pediátrico y el Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP), unas 20 personas, madres y padres de niños/as internados/as en el nosocomio, aprenden a elaborar variedad de panes y postres.
La hora preferida de los aprendices es la tarde, donde pueden degustar y compartir la merienda con algún pan con queso, baguette, chips o tortas caseras rellenas y decoradas a elección.
Como buenos/as alumnos/as, ya comercializan sus productos y la recaudación fruto de las ventas les permite, por una parte, comprar ingredientes para seguir aprendiendo y por otra, tener un ingreso propio, como resultado de sus esfuerzos y dedicaciones.
El albergue cuenta c
on electrodomésticos necesarios para aprender el oficio. Asimismo la provisión de insumos y materias primas se realiza a través del Servicio Social del hospital y también de un porcentaje de las ventas efectuadas.
Durante el año fueron ofrecidos además cursos de manicura y pedicura, así como también de confección de blusas. Tres cursos fueron dictados desde inicio del 2015, estos permitirán a los responsables de los/as niños/as internados/as contar con un certificado que les brinde la oportunidad, en un futuro cercano, de acceder a un puesto de trabajo o ser generadores de empleos en costura, belleza o elaboración de alimentos.
Los nuevos egresados recibirán sus certificados de estudios durante el mes de diciembre.
La propuesta que ofrecen los directivos del Acosta Ñu desde hace años es paliar el tiempo de ocio de quienes por diferentes motivos deben permanecer durante meses dentro del hospital. La mayoría es familiar de pacientes del área de oncohematología y de terapia.
Estos cursos iniciaron hace algunos años con la intención de hacer más llevadera la estadía de padres y madres que acompañan a sus hijos/as en tratamientos prolongados. Pasar 24 horas en medio de dolor y desesperanzas, los llevaba a una situación de mucho estrés, sin dejar de mencionar al desprendimiento familiar que se da cuando abandonan sus hogares, en busca de una cura para sus niños/as.
Invertir tiempo en aprendizajes cambió la visión de 
muchos padres. Durante las reuniones se los escucha decir que antes de iniciar las capacitaciones sus días se centraban en el dolor y angustia, mientras que ahora hablan de proyectos de negocios que realizarán cuando sus hijos/as tengan alta médica.
Los asistentes sociales del Acosta Ñu adelantaron que próximamente estarán realizando una feria para exponer artesanías bordadas, elaboradas por los padres y madres. No descartan poner a la venta postres y panes caseros.
