- Prevalencia llega al 57% y se observa un aumento de niños con sobrepeso.
- Solo el 25%de la población es físicamente activa.
La obesidad es un problema multifactorial que constituye un riesgo de salud a nivel mundial y su causa se genera en el desequilibrio energético entre las calorías consumidas y gastadas. Bajo esta premisa, la Dirección de Enfermedades No Transmisibles se enfoca en llevar adelante estrategias para buscar reducir el impacto de esta nueva epidemia mundial y generar hábitos saludables.
La Lic. Catherine Turner, Nutricionista de la Unidad de Prevención de Obesidad, expresó que la obesidad constituye en un factor de riesgo para otras enfermedades, entre las cardiovasculares y diabetes. La prevalencia de esta enfermedad, a nivel nacional, es alta. Llega al 57% y afecta no solo a personas adultas, sino que impacta ya en niños, adolescentes y jóvenes.
“Existen varios factores de riesgo que van desde lo genético, hasta lo cultural o ambiental. La obesidad se puede prevenir mediante un estilo de vida saludable. Actividad física y buena alimentación”, dijo Turner.
La profesional remarcó que solo el 15% de la población consume frutas y verduras, y que un 75% es inactiva físicamente y no tiene buenos hábitos alimentarios. “Existe un ambiente obeso-génico por la alta disponibilidad de alimentos chatarra. No hay acceso a alimentos saludables”, expuso.
La obesidad se diagnostica por medio del índice de masa corporal (ICM). Se establece una relación de peso corporal y la estatura. Se calcula dividiendo el peso de la persona en kilogramos por el cuadrado de su estatura en metros.
Teniendo en cuenta estas cifras, el Ministerio de Salud recomienda:
- Limitar la ingesta procedente de la cantidad de grasa total;
- Aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos;
- Limitar la ingesta de azúcares;
- Realizar una actividad física periódica, y
- Lograr un equilibrio energético y un peso normal.
