- En el Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”, se atiene a 60 pacientes con Trastorno del Espectro Autista (TEA).
- En su departamento de Neurología trabajan médicos, psicólogos, fisioterapeutas y fonoaudiólogos.
- Dar respuestas en diferentes puntos del país es la meta, involucrando a los profesionales, las familias y a toda la sociedad.
Si bien no existen estadísticas en Paraguay sobre casos de autismos, sólo en el Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu se atiende a 60 pacientes con TEA. Las cifras varían en diferentes países pero se estima que 1 de cada 70 a 100 niños/as nace con este trastorno.
El Trastorno de Espectro Autista (TEA) es un trastorno del desarrollo que afecta principalmente a las funciones de la relación social, la interacción con el entono; todo esto puede ir acompañado de conductas repetitivas, movimientos repetitivos, según explica el Dr. Marco Casartelli, jefe del departamento de Neurología de este hospital dependiente del Ministerio de Salud.
El trabajo que realizan en el “Acosta Ñu” se basa primeramente en el diagnóstico, para luego dar inicio al tratamiento, enfocado según cada niño/a. “Si hay un desvío en el desarrollo típico del lenguaje, tiene que involucrarse una fonoaudióloga; si el trastorno es sensorial, una terapista ocupacional lo ayuda; en cuanto a trastornos de conducta y alteraciones cognitivas, interviene un psicólogo. No se puede reemplazar las conductas directas con otras intervenciones”, señala el profesional.
Además del trabajo asistido a los niños/as, orientan a las familias. Durante sus estadías por el hospital, los familiares que acompañan a sus pequeños aprenden las técnicas de terapia para que ellos repliquen estos pasos en sus hogares y el resultado sea el esperado por todos. Casartelli enfatiza que Las terapias dentro de los hogares deben ser 24 horas al día, los siete días a la semana. “Debe haber mucho compromiso familiar”, afirma.
Desde el Hospital Pediátrico, los profesionales del departamento de Neurología constantemente se encuentran en contacto con sus pares, de diferentes localidades, al igual que con docentes, con el afán de que los niños/as no necesiten desplazarse varios kilómetros para encontrar respuestas a sus necesidades.
En este departamento, trabajan actualmente seis médicos, seis psicólogos, cinco fisioterapeutas, tres fonoaudiólogos. El Dr. Casartelli valora el gran equipo con el que trabaja, aunque mencionó que será potenciada la labor cuando sea posible una atención integral para esos niños/as dentro de sus comunidades.
“Hay algo que la sociedad aún no entendió y es en algún momento todos contaremos con algún tipo de discapacidad. Tarde o temprano necesitaremos tener estructuras fuertes y consolidadas para que seamos contenidos. El día en que la sociedad entienda que todos somos personas potenciales a tener una discapacidad, probablemente ahí se dará cuenta de las necesidades del resto, porque al parecer, mientras no se siente, no se es consciente de ello”, concluye el galeno.
Señala además que el pensamiento de inclusión debe venir desde cero, desde las bases. “No podemos pretender que una persona de 40 años o más, que no haya escuchado nunca sobre la inclusión o no haya compartido con un niño/a con una alteración del desarrollo, pueda entender las necesidades que tengan. Es importante que las sociedades comprendan que todo lo trasmitido, todo lo que va destinado a la inclusión es positivo”, al tiempo de enfatizar que, “cuando vemos a un niño con TEA tenemos que ver a una persona con muchísimo potencial, capacidad y con ganas de participar de una sociedad que estuvo excluyéndolos por mucho tiempo”.