- Hace cuatro años está fuera de tratamiento, sin embargo, no deja de visitar el hospital en donde le salvaron la vida.
- De esa época, recuerda sus días de internación, a las enfermeras que le dibujaban bigotes con marcadores y cuando lo ayudaban a colorear cuadernillos.
- En pocos días nacerá su primera hija y eso le impulsa a contar su experiencia y a dejar un mensaje para los que luchan contra el cáncer.
Cuatro años pasaron desde la última vez que visitó el hospital “Acosta Ñu” como paciente. Pero hoy lo hizo como amigo de la casa, como lo hace siempre que quiere compartir una buena noticia con las enfermeras y doctoras que lo cuidaron y vieron crecer.
Christian David Enciso (24) ingresó al hospital con una sonrisa, esta vez para contar al equipo de oncohematología que sería papá de una niña a quien llamará Fabiola Montserrat. El plantel de médicos celebró la noticia con buenos augurios y no dejaron pasar la oportunidad para rememorar la lucha que dio el joven a una enfermedad tan dura.
Christian comentó que a la edad de 13 años recibió la noticia de que tenía cáncer (leucemia linfoblástica aguda de riesgo alto). Recordó la dulzura y la manera tan humana con que le habló la Dra. Jabibi Noguera, jefa de oncohematología, respecto a lo que pasaba dentro de su cuerpo y cómo lo ayudarían.
Dos años de tratamiento pasaron entre análisis, estudios y quimioterapias; también malestares y dolores. A éstos, se sumaron cinco años de mantenimiento, que lo obligaba a acudir al centro asistencial una vez al mes para sus controles. En ese sentido, mencionó que siempre cumplió con todas las indicaciones y recomendaciones.
De esa época recuerda sus días de internación, a las enfermeras que le dibujaban bigotes con marcadores y cuando lo ayudaban a colorear cuadernillos, una tele portátil que siempre llevaba entre brazos y ponía a todo volumen sin importar sus jaquecas y, a los otros niños –muchos de ellos que hoy ya no están.
Su madre lo acompañó siempre, para eso tuvieron que dejar la escuela, a su familia conformada por tres hermanos más y a su padre. Se trasladaron de Ciudad del Este hasta San Lorenzo, mientras duró el tratamiento.
“Para luchar hay que renunciar”
Pese a su corta edad, entendía el valor del trabajo de sus padres de quienes dice estar muy orgulloso. Comentó que todos renunciaron a algo: su madre, al trabajo en la despensa que tenían en CDE, al cuidado de sus otros hijos y a la compañía de su marido; su padre renunció a sus horas de sueño para trabajar más y cubrir los costos extras que se habían presentado. Él había dejado atrás a sus compañeros de escuela, pero nunca dejó de estudiar.
A 11 años de aquel día en que empezó su lucha contra el cáncer, Christian dice que la vida no es fácil para nadie, que cada persona tiene problemas, desafíos que pasar.
Cuenta que después de su lucha, la vida le recompensó, que estudió criminalística y también recibió un título de la escuela de policía y actualmente trabaja en la Agrupación Especializada de la Policía Nacional. Sonríe al hablar de su compañera de vida con quien forma pareja hace seis años y con quien cuenta los días para que llegue diciembre, mes en que verán nacer a su primera hija.
“No se entreguen fácilmente y miren al frente siempre, lo que pasó ya pasó, hay que seguir adelante como se pueda. Hay muchos obstáculos en frente pero hay que ir pasando. Al salir de casa y al llegar, hago la señal de la cruz, porque si Dios está conmigo, ¿quién podría contra mí?”, dice ante la atenta mirada de quien alguna vez fue su doctora.